Tarea FINAL: ANÁLISIS DAFO

 

 

 

 

 

 

Debilidades

 

 

Amenazas

·         Lenguaje: costumbre y resistencia tradicional

·         Participación: resistencia/exceso de intervención

·         Uso de los espacios: tradicional asignación de espacios

·         Saberes y habilidades cotidianas: minusvaloración de conocimientos y habilidades que suelen considerarse característicos del género femenino

 

 

·         Lenguaje: banalización del problema

·         Participación: no intervención/exceso de intervención. No apreciación de la visión femenina

·         Uso de los espacios: segregación, creando espacios separados para ambos géneros

·         Saberes y habilidades cotidianas: rechazo del valor de habilidades y conocimientos cotidianos tradicionalmente asignados a las mujeres

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fortalezas

 

 

Oportunidades

·         Lenguaje: presencia mayoritaria de personas jóvenes más receptivas

·         Participación: joven edad media de la plantilla con nuevos enfoques

·         Uso de espacios: grandes espacios diáfanos

·         Saberes y habilidades cotidianas: mayor apertura mental a las llamadas “habilidades blandas”

 

 

·         Lenguaje: aprovechamiento de guías y buenas prácticas

·         Participación: formación y reconocimiento de iniciativas femeninas

·         Uso de espacios: propuestas integradoras de organización, decoración, coexistencia

·         Saberes y habilidades cotidianas: formación en “habilidades blandas”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lenguaje no sexista: En materia de uso de lenguaje no sexista nuestra debilidad esencial proviene de la resistencia tradicional, simplemente por costumbre, al cambio a un lenguaje más inclusivo. La principal amenaza consiste en la banalización, e incluso burla, que frecuentemente se hace por muchos y muchas cuando alguien utiliza, por ejemplo, los dos géneros (compañeros y compañeras, chicos y chicas, jefes y jefas, …) en sus referencias.

Para hacer frente a estas debilidades y amenazas deberíamos aprovechar los “nuevos aires” y la mayor apertura que proporciona el elevado número de trabajadores y trabajadoras jóvenes y apoyarnos en la ingente cantidad de material de calidad sobre el tema, en forma de guías, manuales, buenas prácticas, y la formación (cursos, seminarios, encuentros, …) a la plantilla.

 

Participación igualitaria:  en materia de participación es frecuente que parte del personal femenino se resista a participar activamente en reuniones, discusiones, formales o informales, y, sobre todo, a asumir un papel protagonista. En cambio, parte del personal masculino pretende copar las intervenciones, actuaciones, … Ello puede constituir un círculo vicioso que fomente más la participación de estos y el retraimiento de aquéllas. La principal amenaza es convertir el espacio de trabajo en netamente masculino, con olvido de las necesidades y apreciaciones femeninas.

Una vez más, debería aprovecharse la juventud de buena parte de la plantilla para revertir la situación y utilizar la formación e información para intentar equilibrar la situación, haciendo ver a la parte femenina de la plantilla que sus iniciativas, propuestas y necesidades son tomadas en cuenta de igual manera que las masculinas.

 

Uso de los espacios: en materia de espacios de ocio y trabajo los peligros pueden provenir de la tradicional tendencia a la agrupación y reunión por géneros, que, en algunos casos, produce incluso la segregación y separación tajante de los espacios. A favor contamos con espacios diáfanos compartidos que pueden aprovecharse para usos indistintos. Sobre todo, en los espacios dedicados al ocio debería, al abordarse su diseño, tenerse en cuenta gustos y necesidades de ambos géneros.

 

Inclusión de saberes y habilidades cotidianas: tradicionalmente se minusvaloran habilidades y conocimientos que suelen atribuirse de forma mayoritaria a las mujeres. En la actualidad se habla de “habilidades blandas” para referirse a muchas de ellas, como las relacionadas con la inteligencia emocional o la capacidad negociadora. Convendría revalorizarlas y formar a todo el personal en la adquisición y utilización de las mismas.

 

Mª Dolores Godoy

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